Como si fuera necesario un recordatorio de la importancia del legado más extraordinario de Borges a la cultura latinoamericana, el compromiso con la universalidad, ayer Gustavo Cerati, a la cabeza de Soda Stereo, hizo un concierto de magnitudes cósmicas. El artista coqueteó con el absoluto.
Tres horas de energía, MÚSICA, sensibilidad y potencia.
En un Foro Sol repleto, pero con el suficiente espacio entre los fanáticos como para descartar pleitos y furias claustrofóbicas, Gustavo se rindió humildemente un homenaje a sí mismo. Más que un repaso de los mejores años de Soda, la guitarra de Gustavo reclamó un lugar uno entre la música que suena actualmente.
De paso, desagravió el uso del español en el rock, que de forma ramplona es usado por el resto de las bandas latinomericanas, le hizo un guiño a los Beatles con un par de acordes de “Here comes the sun” (fans only), y puso en sintonía a más de 50 mil personas.
Hizo lo que un rockstar hace.
Tiró y rompió una guitarra en lo que fue el clímax del evento: nena nunca voy a ser un superhombre, gritó Gustavo en el momento, con un tono de ironía y de complicidad con sí mismo. Sueles dejarme solo, le coreamos todos de vuelta.
Franz Ferdinand: The Human Fear review – more revitalisation than
reinvention
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(Domino)
The Scottish art rockers’ sixth album benefits from an infusion of fresh
blood, but can’t maintain the standards of the first few songs
A sparkl...
Hace 2 horas.
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