Me mandaron un mail hace unas tres semanas, el aniversario de la marca del auto que tengo. Para celebrar, decían, lanzaban un concurso a nivel nacional: una trivia de 10 preguntas, y el premio era un viaje a Las Vegas para dos personas, todo pagado, entradas para un par de shows, y 500 dólares de viáticos. La trivia era por internet y se podía contestar las veces que se quisiera; los ganadores se decidirían sobre el tiempo de respuesta. Yo la hice unas 30 veces y mi mejor tiempo fue de 24 segundos, sólo porque el mouse no puede ir más rápido. Del premio me avisaron apenas ayer. Así que regreso a Vegas: la ciudad donde no pensé que hiciera tanto frío.
Cuando pienso en esa ciudad, siempre vuelvo a este poema.
"Feliz el jugador que, habiendo
perdido todo lo que poseía,
se queda con nada más
que la urgencia de seguir jugando.-"
AZAR NAFISI Porque así soy yo. Aunque no lo he perdido todo, nunca.
Cuando pienso en esa ciudad, siempre vuelvo a este poema, que está a medias, pero fue de lo último que hice allá en el 2005.
Hasta aquí llega el sonido de la ocarina falsa.
Puedo escuchar su último grito.
Media montaña se deslava con la nota.
Como si fuera una inmensa hacha, parte el desierto,
crea una cañada
Es el final del insoluto nudo que nos ata.
El ocaso de las madreselvas que eran verdes.
Medio cuerpo se me vuelve agua
y corre por el duelo estrecho de este fin,
crea un río
Apenas cierro la boca, parto el viento con mi mano
Y varas rojas se montan entre sí,
incendiando el horizonte
