28/11/06

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Hace un año estaba en Las Vegas y celebraba mi aniversario con un burrito de tienda de gasolinera gringa y una Miller -genuine draught-. Lo celebraba en mi cama, el piso, acompañado de una libreta que no sé dónde quedó y una tabla bastante soberbia, que me había costado 5 dólares en el aeropuerto y que bajo el título: Get rich! The Black Jack Master, prometía una matriz concisa de cómo jugar el 21 dependiendo de las cartas que te habían tocado. La promesa era, precisamente, hacerte rico a base de la pecaminosa especulación. La leía detenidamente, escribía no se qué cosas en la libreta esa.
A un año de eso, cambié las apuestas por los temblores, las luces neón por el tráfico más cabrón de todo el mundo, y el 0 % de humedad por los IMECAS. Pero, en definitiva, la ruleta no la cambio.
Y aunque el saldo de mis apuestas siempre ha sido positivo, ya tengo una frase que bien podría funcionar como una red de emergencia, en caso de que alguna pérdida monumental me amenace:

"Feliz el jugador que, habiendo
perdido todo lo que poseía,
se queda con nada más que la
urgencia de seguir jugando.-"

AZAR NAFISI

Cheers!

5 comentarios:

pajaro dijo...

Nada como Vegas...

Marco Bodegas y Christian Ehrlich dijo...

eso dices porque no has ido a Tapachula...

pajaro dijo...

Jajajaja

Roberto A. Juarez-Garza dijo...

Y ahora el azar es sabio.
De la ruleta al rumjungle.

Anónimo dijo...

Bueno, mi querido y ancianito Leyva, ahora que estás probando las mieles de cumplir un cuarto de siglo; yo te invito el pinchurriento jocho de la nostalgia ( podemos ir a un "extra" para corroborar la mala calidad de los minisuperes nacionales)
Un abrazo, felicidades.