10/12/06

Shopping coctelero

Con eso de la navidad es imposible no pensar en compras.
Desde hace tiempo ando en busca de algún centro de entrenamiento animal que venda algún ser vivo entrenado para que, además de cumplir con los básicos servicios de una mascota, sirva coctelería.
Siempre había pensado en un chango, pero hace poco, en una charla profunda, me acordé que los San Bernardos han sido históricamente entrenados por algún tipo de monjes (los religiosos siempre fieles al pisto) para cargar con un pequeño barril relleno de cognac -yo pensé que era whiskey- .
Bueno, esos perros existen y están entrenados para abrir la llave del barrilito para que brote el licor en la boca de algún montañés extraviado en los alpes, supongo que suizos, y que recupere el calor y así evitar la hipotermia (los religiosos siempre caritativos).
La verdad es que entre el chango y el San Bernardo nunca podría decidir.
Así que recibo con beneplácito esta noticia, sobre todo porque sé que los férreos defensores de los derechos de los animales se quedarán tranquilos.

9 comentarios:

pajaro dijo...

El chango en tuxedo segùn yo tiene un estilo incomparable, aunque siempre existe la opciòn "picha de bolsillo".

Roberto A. Juarez-Garza dijo...

Sí, el chango con sombrero, mancuernillas y unos aviators de armazón blanco termina siendo la dimensión audiovisual del trago.

Tenía entendido que los perros esos traían brandy barato casi casi aguardiente {néctar para el Berny} en lugar del codiciado cognac.

Sería bueno implementar esa idea de la ayuda al hipotérmico, pero en los paisanos mexicanos que mueren deshidratados en el desierto de Arizona. Mínimo aunque sean unas salamandras con shots de Razz.

Megumi dijo...

Lo ideal sería que el San Bernardo viniera con refill!

Adriana Degetau dijo...

Debo conseguirle un barril a Bruno.

pajaro dijo...

Quisiera aprovechar para proporcionarles algo de cultura de supervivencia: en caso de hipotermia el clásico Pisto es la cosa menos oportuna para socorrer a la victima, dado que si bien proporciona una sensaciòn de ardor en la garganta, es un mera ilusiòn efimera. De hecho el alcohol dilata los vasos sanguíneos exigiendo un aumento de la cantidad de sangre hacia las zonas perifericas del cuerpo, lejos de las zonas vitales centrales. Este proceso genera a su vez una dispersión acentuada del calor corporal; finalmente tiende a crear fenómenos de hipoglicemia, digase en el mediano plazo shut-down total.
O sea que si acaban enterrados bajo una avalancha no saquen el cuartito de Antillano.

El Doc.

Pedro dijo...

definitivamente el mono mesero.
Si trae un puro mejor, y con sombrerito, para agradecer las propinas de los asistentes.

Roberto A. Juarez-Garza dijo...

Muy buena explicación, Doc.
Aunque no suena tan congruente después de haberte visto algunos inviernos al aire libre topless sin escatimar en soltar la Carta Blanca; mucho menos dudar meter la mano en la bolsa de hielo para ensamblarte una cubita.

pajaro dijo...

Tuve excelentes maestros...

Andrea Mentxaka dijo...

Traételo para el festejo del sábado Leyva, parece que hará friiitooo y no estará de más un robot cocktelero, un chango o un san bernardo (yo tenía uno cuando era peque, si hubiera visualizado esta habilidad aún lo tendría... a pesar de la asesoría del doc-dori)