Estar aquí es pensar en los cerros. En los cerros enfantasmados. Cerros doble erre. Un paisaje limpio con una luna constante que vigila una típica noche, bien oscura, bien cargada de estrellas y un orden impecable del tiempo: las 9 de la mañana, las 3 de la tarde y las 7 de la noche, -el tiempo Cortázar, la hora cruel. La simplicidad en demasía es agobiante, todo bien doblado, los árboles muy otoñales, charlas propias y bien medidas y pop como para bailar toda la noche. Pocas decepciones. Las decepciones están en otra parte, lejos y fantasmales, como los cerros.
Franz Ferdinand: The Human Fear review – more revitalisation than
reinvention
-
(Domino)
The Scottish art rockers’ sixth album benefits from an infusion of fresh
blood, but can’t maintain the standards of the first few songs
A sparkl...
Hace 2 horas.
3 comentarios:
¡Qué envidia el aire puro que respiras! y sobre todo, la aprehensión por tu tierra, esa también se escribe con doble rr.
Besos.
¡Féliz Navidad!
cuál tiempo Cortázar... por dios...
si las seis de la tarde, o más bien, el punto entre las cinco y cacho y las ocho es horroroso.
La noche siempre es mejor.
ah, sí, y las noches bien oscuritas, ayer fue oscuro y sí, hubo estrellas. y luna de Cheshire.
No sé. Yo te extraño Leyva.
Publicar un comentario