23/07/08

Guía para la consulta petrolera

Si estás a favor de la reforma que propone Felipe Calderón, o simplemente estás en contra de que se gasten recursos públicos -yo calculo que unos 30 millones de pesos- en la organización de una consulta con fines partidistas, no vayas a votar.

El mejor escenario para los que están en contra es no legitimar el ejercicio, lo que sucedería si la convocatoria de la consulta es menor a un millón de votantes, o si los resultados de la consulta son, por ejemplo: 98 por ciento en contra de la propuesta federal frente 2 por ciento a favor.

En el primer caso, se confirmaría la hipótesis de que el dispendio de dinero público no tuvo sentido, que Marcelo Ebrard fue incapaz de "embotellar" la voluntad popular, y que su ejercicio fue, muy al estilo perredista, un mitin en las urnas, en la lógica de que la política debe encausarse en función de un "aplausómetro".

El mejor de los escenarios para los que reprueban la consulta es que los resultados sean apabullantes contra la propuesta de Calderón, sin importar la convocatoria. Un 90 y pico por ciento en contra de la reforma federal darían al ejercicio de Ebrard un matiz patético: sería una elección soviética.

Pero si estás a favor de la consulta y de que Pemex siga manteniendo su régimen actual, bueno... Vota, inaugura una nueva modalidad de mítin político, y espera a que Marcelo Ebrard invente los números adecuados: convocatoria amplia, de un millón y medio para arriba; y de 3 votos en contra de la reforma por cada uno que esté a favor.

2 comentarios:

Olga Fabila dijo...

Hace mucho no visitaba este rincón.

Yo si voté, lo lamento en el alma, pero creo que ese sentimiento de eterna lamentación lo tengo desde que inicié mi vida de ciudadana con opinión.

Entre las razones por las que me animé es que votar me ayudó como ejercicio antifrustración, ahí te va el cuento. Sabía que las preguntas eran tendenciosas y mal hechas, sabía la cantidad de dinero que gastaban en el tema, que era un ejercicio de egometro de Ebrard más que de opinión ciudadana y para colmo de males tenía a mi papá aburrido y fastidiado en una casilla obligado por su jefe a pasar su domingo en esa estupidez y ver la cantidad de trampas que implicaba el ejercicio.

Y pese a todos esas verdades creo que voté para sentir que a alguien le importaba que pensara que privatizar Pemex es desaparecer la clase media y las tristes consecuencias que tendría eso en este país. Un voto más, un voto menos, a nadie le importa, lo único que cambió fue apapachar un poco a la jodida esperanza tonta.

Hoy me arrepiento, es jueves y la !@#$#$% tinta indeleble no se quita de mi dedo...talvez un recordatorio que hay mejores formas de quitarse la frustración, talvez que el que inventó la tinta indeleble es un buenazo!

José Luis Leyva dijo...

En general, yo estoy a favor de este tipo de ejercicios. Y creo que es muy respetable y además necesario para el país, que la gente cada vez se involucre más en las tomas de decisiones en cuestiones de política pública. Lo que no me gusta es ese afán de los políticos de querer partidizar todo, y limitar la expresión auténtica del ciudadano, y yo percibí la consulta petrolera como un acto partidista totalmente, pero en todo caso los culpables son los organizadores, nunca los que asistieron a votar por voluntad propia.