La cacahuata

Una de las ventajas de regresar a la casa de los padres es el inminente reencuentro con cosas viejas, cosas de uno. Un archivo extraño se va formando en la ausencia.
Hace días me topé con la imagen de arriba. Yo me había puesto sombrero ese día, soy el de en medio. Al momento de la fotografía creo que todavía los tres estábamos temblando. Después de que pudimos salirnos de la camioneta que ya había comenzado a oler a gasolina, llegó un taxista, nos preguntó que si estábamos bien, le dijimos que sí, en qué les ayudo jóvenes, pues tómenos una foto, le aprieta a este botón, nomás con cuidado, sólo le queda una al rollo -no había digitales-. Click. ¿Están pendejos o qué cabrones, cómo tomándose fotografías del accidente? No oficial, no estamos pendejos. A la mitad de la fotografía había llegado la Federal. Doblemente imprudentes, nos dijo, pero quedó el recuerdo.