Nunca me ha gustado faltarle el respeto a las personas (si, ajá), por eso es que no expresaré mi opinión sobre el montaje raquítico -en términos conceptuales- que nos regaló Spencer Tunick el domingo pasado a todos los que vivimos en el DF. No tengo ninguna opinión para el montaje ni para los 18 mil que ociosamente acudieron a la venta de espejitos ese fin de semana. Más allá del stunt que en el fondo se asemeja más a un reality para la masa (Bailando por un sueño, La academia, Big Brother, yo que sé), lo que yo extrañe mucho fue el dicho de algún mexicano, líder de opinión, artista o crítico (no políticos, no párrocos) que deshiciera con sus palabras la escena. Mínimo que la criticara o que fungiera como contrapeso al show que mediáticamente no recibió mas que apologías.
4 comentarios:
Tunick es la envidia del Peje y de todo aquel que haya deseado llenar el Zócalo. No sólo un gringo que ni habla español convocó a una masota, sino que los hizo llegar a las 4 de la mañana y encuerarse durante dos o tres horas.
Parafraseando a Paquita (la del barrio): yo digo que nos faltes al respeto y expreses tu opinión sobre el raquítico montaje.
Yo creo que tienes razón, hizo falta una crítica. La única que llegué a escuchar que desaprobó a Spencer fue Guadalupe Rivera Marín, hija de Diego Rivera. Ella no se quejó de la fotografía del zócalo, sino de la que tomó a un ciento de mujeres/"kahlo" en la Casa Azul, lugar que habitó ella y Frida.
...Seguro, me consta que no te gusta, te especializas en ello. Gracias a gente como tú, podemos ver otra arista del espectáculo.
Señora
No hay opinadores. Quiza realmente porque a todos les vale verga (como a nosotros); o bien, a lo mejor porque estuvieron puntualitos a las 04AM (como ustedes).
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