Contra mí

Andaba ausente, así que no había podido reencausar el rumbo de este crudo espacio que como en el mito fundacional romano, ha decidido amamantar a los huérfanos de nombre y a los altamente sensibles a los adjetivos rimbombantes.

En cuestiones políticas, todo se irá despejando poco a poco. Veo con buenos ojos el debilitamiento de AMLO y de su movimiento todo, pero sobretodo agradezco la evidente degradación de los motivos de los summerbreakers de Reforma; cada vez sus demandas se vuelven más indefendibles, su posición más hueca y sus reclamos más banales, toda vez que el Tribunal ha hablado. Algo similar pasa con el futuro político de AMLO, creo firmemente que el haber optado por el pandillerismo político ha comenzado a corroer anticipadamente todo su capital como buena oposición, y ni hablar de un progresismo digno: veo inviable a un AMLO renovado compitiendo, en el mediano plazo, por un puesto de elección popular, ha quedado demasiado evidenciado su desprecio por la institucionalidad y por la democracia. Habiendo tenido la oportunidad de traducir en votos para el PRD todos los sufragios despachados a su persona y de haber dignificado a un sol azteca capitalino bastante rancio, decidió renegar de la democracia y recurrir a un grupo de ciudadanos bien informados, muy civilizados, pacifistas hasta el tuétano y con una noción exactísima de lo que pasa en la vida nacional, para que en base al bloqueo de una de las avenidas más importantes de México –y de otras muestras ejemplares de resistencia pacífica- pudieran presionar suficientemente al país entero para que se hiciera noséquecosa. Así fue, y no como dije antes. Y ahora, hasta Monsiváis le dice que tranquilo. Y el otrora candidato por la Coalición por el Bien de Todos se remite a mi como “primario, como elemental”. Y no sé si ando de buenas o qué, pero no me ofendo.