Los ambulantes dentro de los vagones son más que comunes y eventualmente algunos indigentes, débiles visuales, sordomudos o faquires también aprovechan la conglomeración para hacerse de algunas monedas (loquegustecooperar style). Eso, después de un recorrido Universidad-Balderas, se vuelve demasiado habitual. Pero hay algo que cada vez que ocurre me deja profundamente pensativo: se sube un joven de unos veintitantos años, sin ninguna discapacidad física o cognitiva apreciable y dice “les vengo a pedir unas monedas, porque no me gusta robar”. PUM. Un monumento al cinismo. La frase en sí es, digamos creativa. Lo aberrante es el HECHO de que la gente comienza casi siempre a regalarle algunas monedas a este joven. No comprendo.
My cultural awakening: a Bastille show helped me get over my crippling
Covid-era anxiety
-
I was afraid to be near people for two-and-a-half years, but then I got a
chance to meet the band I loved – and the experience changed everything
I have ...
Hace 11 horas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario