08/08/06

Sofistas

Contra toda lógica, me gusta mucho andar en Metro. Además de los ridículos pero amables-con-el-bolsillo 2 pesos que cuesta el ride, se le ven, auténticamente, las tripas a la ciudad.

Los ambulantes dentro de los vagones son más que comunes y eventualmente algunos indigentes, débiles visuales, sordomudos o faquires también aprovechan la conglomeración para hacerse de algunas monedas (loquegustecooperar style). Eso, después de un recorrido Universidad-Balderas, se vuelve demasiado habitual. Pero hay algo que cada vez que ocurre me deja profundamente pensativo: se sube un joven de unos veintitantos años, sin ninguna discapacidad física o cognitiva apreciable y dice “les vengo a pedir unas monedas, porque no me gusta robar”. PUM. Un monumento al cinismo. La frase en sí es, digamos creativa. Lo aberrante es el HECHO de que la gente comienza casi siempre a regalarle algunas monedas a este joven. No comprendo.

No comprendía: además del Voto x Voto, Casilla x Casilla, el argumento más potente de los summerbreakers de Reforma y del paje número uno de México, Alejandro Encinas, es “estamos bloqueando Reforma, para no hacer una revolución y causarle más daño a nuestro México”. No sé si sea nuestra sangre mexica, siempre bondadosa, pero hay algo en nuestro pueblo que prefiere juzgar sin rigor y tristemente apreciar el cinismo. Yo ya no pregunto ¿por qué apoyaron a López Obrador? Todo me queda muy claro. Creo que el único cuestionamiento vigente es ¿Hasta donde lo van a apoyar? Si se sigue el mismo criterio de dar dinero a alguien “para que no robe”, el límite de lo razonable ha quedado rebasado –nuevamente-.

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