Los ambulantes dentro de los vagones son más que comunes y eventualmente algunos indigentes, débiles visuales, sordomudos o faquires también aprovechan la conglomeración para hacerse de algunas monedas (loquegustecooperar style). Eso, después de un recorrido Universidad-Balderas, se vuelve demasiado habitual. Pero hay algo que cada vez que ocurre me deja profundamente pensativo: se sube un joven de unos veintitantos años, sin ninguna discapacidad física o cognitiva apreciable y dice “les vengo a pedir unas monedas, porque no me gusta robar”. PUM. Un monumento al cinismo. La frase en sí es, digamos creativa. Lo aberrante es el HECHO de que la gente comienza casi siempre a regalarle algunas monedas a este joven. No comprendo.
Franz Ferdinand: The Human Fear review – more revitalisation than
reinvention
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(Domino)
The Scottish art rockers’ sixth album benefits from an infusion of fresh
blood, but can’t maintain the standards of the first few songs
A sparkl...
Hace 2 horas.
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